Carta abierta a V.V.Putin, presidente de la Federación de Rusia, comandante en jefe
¡Estimado Vladimir Vladimirovich!
Para todos nosotros el 9 de mayo es una fecha sagrada. La victoria sobre el fascismo alemán se convirtió en un gran hito en la historia milenaria de Rusia. Es eterna y representa el orgullo y el puntal espiritual de nuestro pueblo multinacional.
Hoy, la significación de esta fecha se multiplica varias veces. Nuestra patria vive unos tiempos muy duros. Endemoniados por la avaricia y el afán de predominar los conquistadores quisieran liquidar todo lo ruso. Son poseídos por un deseo diabólico de tomar la revancha y convertir en pólvora la herencia legada a nosotros por los antecesores. Un sus planes se incluye destruir los tesoros de la cultura rusa milenaria. Su odio se dirige furiosamente contra el Donbás atormentado. Allí estallan las bombas y arden las hogueras. La sangre humana viene regando los campos acostumbrados a un trabajo pacífico. Muchas ciudades y estepas donde hervía la vida se han convertido en ruinas silenciosas.
La espada de los bárbaros que se imaginan amos del planeta no conoce compasión. Asesina a mujeres, niños, ancianos cuya culpa consiste en el indeseo de subordinarse a la voluntad ajena, de permitir que se pisoteen sus ideales y valores, abdicar de las raíces patrias y el idioma ruso. A estas personas las ejecutan por su fidelidad a los ideales de los antepasados, héroes triunfadores que salvaron al mundo del fascismo alemán y del militarismo japonés.
La rusofobia del Occidente no conoce antecedentes. El afán de Washington, Londres y Berlín de resolver la “cuestión rusa” evocan en la mente las páginas más macabras: las hogueras de la inquisición, los aquelarres nazis y las acciones de Ku Klux Klan. Al ponerse en la vía del terror los globalistas no conocen las llamadas líneas rojas¨ que respetan personas normales. Los planes de usar los proyectiles con uranio empobrecido es testimonio directo del carácter criminal de su política imperialista.
Debemos tomar la conciencia que contra nosotros se libra una guerra de extermino. Su objetivo consiste en desmembrar el país, sojuzgar al pueblo y convertir nuestras tierras en la zona del saqueo colonial. Esto nos amenaza no solamente con ingentes pérdidas. Perder en una situación así significaría desaparecer.
El reto moderno es tan providencial como el Gran Disturbio del siglo XVII. La Guerra Patria de 1812, la intervención militar de 1918-1920, la contienda contra el fascismo en los años de la Guerra Patria y la destrucción traidora de la URSS. EEUU y sus cómplices de la OTAN empezaron a multiplicar sus logros maliciosos de los “locos años de 1990”.
Es bien conocido que nuestro país tropezó muchas veces con amenazas muy graves. Parecía a veces que Rusia ya no resurgiría de las cenizas. Pero los enemigos pérfidos y prepotentes sufrían derrota tras derrota. Al superarlo todo nuestra patria salía de la vorágine de las pruebas no vencido sino cada vez más fuerte, experimentado y hermoso. Esto impresionaba a los detractores de Rusia, les parecía incomprensible. Incluso al borde del precipicio nuestro pueblo siempre encontraba fuerzas para unirse, repeler todo lo mezquino y levantarse como muralla en el camino de las amenazas gravísimas.
Los dirigentes de la URSS encabezados por José Stalin sabían con exactitud lo que había que hacer en la antesala de la lucha con el fascismo. Se dio la mejor respuesta al auge del nacionalismo en Occidente que engendró al monstruo hitleriano. La disposición de nuestro pueblo de prestar resistencia ante cualquier enemigo se basaba en el afán del servicio incondicional a la Patria y defenderla hasta la última gota de sangre.
El Estado soviético prestaba una atención especial a la enseñanza de la historia. En mayo de 1934, se publicó el Decreto del Consejo de Comisarios Populares de la URSS y del CC del Partido Bolchevique (b) de la Unión Soviética ¨Sobre la enseñanza de la historia en escuelas de la URSS¨. Se reconoció como insatisfactorio el aprendizaje de la historia por escolares. Se subrayaba que la exposición lógica del proceso histórico se sustituyó por esquemas sociológicos abstractos. Se indicó la importancia de la investigación correcta y la generalización acertada de los acontecimientos históricos.
En los Centros de enseñanza superior fueron restablecidas las facultades de Historia. Empezó la redacción de un nuevo manual de la historia. Sustituyó decenas de libros de texto y consideraba la época sovíética como continuación de nuestra estatalidad. En octubre de 1937, el nuevo manual salió a la luz.
Las artes se integraban activamente a la educación del espíritu patriótico. Los líderes del cine en la víspera y el transcurso de la Gran Guerra Patria fueron las obras maestras ¨Älejander Nevsky¨, ¨Juan el Temible”, Pedro Primero, ¨Suvorov¨y otras. Las personalidades históricas se presentaban en ellas como destacados defensores de la Patria.
Estos son los hechos reales que rompen decididamente los mitos trillados sobre el dogmatismo y la corta visión de los bolcheviques. Cuando el poder en el país expresaba los intereses de los obreros y campesinos defendía de la mejor manera también los intereses de nuestra Patria. El enfoque clasista leninista-estalinista no estorbaba sino ayudaba al partido comunista a ver con profundidad y afirmar de manera consecuente una relación estrecha de los intereses de los trabajadores con la educación patriótica inteligentemente articulada.
Los éxitos en el desarrollo de la sociedad soviética fueron afianzados en la Constitución de 1936. La Ley Fundamental nueva eliminó todo tipo de limitaciones de los derechos civiles. Se aplicaba también a varias categorías de ciudadanos como sacerdotes, ex agentes de la policía zarista y del departamento de seguridad. Según la Constitución de la RSFSR de 1918 y la Constitución de la URSS de 1924, fueron privados del derecho electoral. De esta forma el Estado soviético aun frágil se defendía y, por consiguiente, protegía a millones de trabajadores cuyos intereses espesaba.
Al fortalecer, el Poder soviético lo hacia todo para consolidar la sociedad. A esto contribuían también las decisiones a primer golpe de vista comunes y corrientes incluyendo la recuperación de la fiesta del Ano Nuevo. La esencia de esta política el anticuo del periódico “Pravda”del 10 de febrero de 1936 caracterizaba así: “el partido siempre luchó contra cualquier tipo de la ideología anti leninista como”los Ivanes que olvidaron sus orígenes” que intentan pintar todo el pasado histórico de nuestro país en color negro exclusivamente”.
La industrialización, colectivización, liquidación del analfabetismo, el rearme acelerado del Ejercito Rojo se vincularon con una atención minuciosa a las cuestiones de la historia y cultura.Todo junto constituyo una base sólida de nuestra Victoria en la Gran Guerra Patria. El triunfo del régimen soviético en mayo de 1945 fue punto culminante de la vía histórica de Rusia.
La Unión Soviética aplicó todo lo mejor en el futuro. La política de Lenin y Stalin fundía de una manera muy sólida las ideas del socialismo con la herencia multisecular estadista y cultural. Se forjó una especie del blindaje de la concepción del mundo. Contra este blindaje se estrellaron hordas fascistas. Convirtió a Rusia en el líder en el movimiento en la lucha por una paz duradera y el progreso social. Fue creado el escudo nuclear-coheteril de la Patria que hasta hoy enfría las cabezas calenturientas de los halcones de la OTAN.
La conjugación de los valores históricos y victorias se ha convertido en la base del desarrollo soberano de nuestro estado. Ha adquirido símbolos excepcionalmente brillantes. El 7 de noviembre de 1941, hablando desde la tribuna del Mausoleo a los participantes del legendario desfile, J.V. Stalin dijo: “Estáis librando una guerra de liberación, una guerra justa. ¡Deje que la imagen valiente de nuestros grandes antepasados: Alexander Nevsky, Dmitry Donskoy, Kuzma Minin, Dmitry Pozharsky, Alexander Suvorov, Mikhail Kutuzov lo inspire en esta guerra! ¡Que la bandera invencible del gran Lenin os cubra!
Inmortal es la hazaña de los héroes que partieron de la Plaza Roja hacia el frente de la región de Moscú. Es natural que el histórico acto de coraje sin igual de los defensores de la capital frente al enemigo se hiciera eco de la tradición de los desfiles anuales del 7 de noviembre, que usted apoyó.
Otro símbolo icónico fue el Desfile de la Victoria el 24 de junio de 1945. Se completó con la marcha de los abanderados, sobre los cuales G.K. Zhukov escribió: “No hubo nada comparable al momento en que doscientos combatientes, veteranos de guerra, fueron arrojados al pie del Mausoleo de V.I. Lenin doscientos estandartes del ejército nazi. ¡Que los revanchistas, amantes de las aventuras militares, recuerden este acto histórico!”
Los pueblos de nuestro país siempre han recordado ese gran triunfo. Y por lo tanto, las acciones masivas en memoria del Regimiento Inmortal se convirtieron rápidamente en un amplio movimiento a nivel nacional. Las familias de los patriotas rusos consideran un honor caminar en sus filas.
Después de la victoria sobre el fascismo, una fuerte fusión de las ideas del socialismo y el patriotismo soviético resultó en nuevos logros. El país renacido subyugó el poder del átomo y abrió la era espacial. La URSS unió a las fuerzas progresistas del planeta a su alrededor y aseguró el colapso de los imperios coloniales. La República Popular China apareció en el mapa mundial. Vietnam, Corea del Norte, Cuba, Laos y otros países han hecho una elección socialista. China, que ahora se ha convertido en una superpotencia, es el aliado clave de Rusia frente a las amenazas más agudas. Es bastante obvio que la República Popular China continúa con firmeza el trabajo del Gran Octubre de 1917 y la Gran Victoria de 1945.
Cuando la URSS fue desintegrada en 1991, las razones no estaban en la rectitud moral de Occidente ni en su fuerza irresistible. No se trataba de la naturaleza ilusoria del “experimento comunista”, como afirman los cicerones astuciosos, desde Solzhenitsyn hasta Svanidze. El motivo de la tragedia fue la negativa a combinar las ideas victoriosas del socialismo y el patriotismo popular.
El poder soviético no fue “un fenómeno extraño en suelo ruso”. Absorbió todo lo mejor de la historia rusa. Aquellos que provocaron la desintegración de la Unión Soviética al mismo tiempo destruyeron nuestra cultura y educación, destruyeron las garantías sociales, pusieron a nuestra Patria al borde de la muerte. Los “capataces de la “perestroika” y los cínicos “reformadores” obligaron a los ciudadanos a odiar a su país y romper sus lazos: colectivismo, justicia y amistad de los pueblos.
Los problemas de hoy en Rusia, Ucrania y otras repúblicas de la URSS son una consecuencia directa de los crímenes de Judas de Gorbachov y Yeltsin. No el comunismo, sino el antisovietismo y la rusofobia son los culpables directos de la tragedia de la URSS. Fue entonces cuando comenzó la transformación de la fraterna Ucrania en un punto de apoyo antirruso. Sin obstaculizar esto, ahora estamos cosechando los frutos amargos del triunfo a largo plazo de Bandera. Los hermanos se están matando entre sí, y los organizadores de la masacre de la OTAN se frotan alegremente las manos ensangrentadas.
Una nueva “cruzada” se ha declarado contra nosotros. El imperio del mal ha reunido a decenas de países bajo su estandarte. Sus círculos gobernantes apuntaban abiertamente a desmembrar nuestro país. Incluso las explosiones de las ramas del gasoducto Nord Stream, que sufren los propios europeos, temerosamente no se atrevieron a declarar actos de terrorismo internacional. Las cosas han ido tan lejos que nuestros oponentes han asumido la “cancelación” de la cultura rusa. Y usted, como jefe de Estado, aceptó este desafío histórico al anunciar una operación militar especial.
El tiempo exige proteger nuestra casa común de los malos espíritus fascistas, de los nuevos caballeros-perros, de los locos seguidores de Hitler. Sobre los hombros de las generaciones actuales de Rusia recayó una responsabilidad especial: detener el deslizamiento hacia el abismo. Sólo hay una garantía para esto: el poder del Estado, su soberanía nacional. Para lograr una nueva victoria histórica, Rusia necesita una economía eficiente, ciencia y educación de alta calidad, un potencial militar confiable y el apoyo de aliados en todo el mundo.
La condición clave para la victoria es la firmeza del pueblo y su fuerza ideológica en cualquier confrontación. Tenemos la experiencia de antepasados que sabían cómo responder a los peligros desastrosos reuniendo. Rusia necesita la consolidación de fuerzas patrióticas sanas en nombre de la protección, el desarrollo y la prosperidad de la amada Patria. Nuestro país necesita un “contrato social” de nuevo tipo, cuya base fundamental sea una actitud respetuosa hacia el pueblo, la solidaridad del pueblo trabajador y un profundo respeto por la posición de las masas.
Un frente patriótico de lucha contra el Occidente imperial no puede surgir del derecho de unos a oprimir y robar a otros. En aras de su formación, se requiere un rechazo decidido a todos los delirios que se impusieron por la fuerza a nuestro país a fines del siglo XX. El dogma neoliberal le ha costado caro a nuestro pueblo. Es hora de reconocer cualquier intento de continuar alimentando el odio hacia la era soviética.
Para lograr la Victoria y resolver las grandes tareas históricas Rusia necesita la consolidación en torno a las ideas y ejemplos brillantes. Con lágrimas en los ojos y el orgullo en el corazón nuestro pueblo honra en mayo la gran proeza de sus antecesores. En estos momentos especiales no es aceptable ocultar su símbolo más importante. El disfrazamiento del Mausoleo Lenin encierra un simbolismo totalmente perjudicial.
La celebración del Día de la Gran Victoria tenemos que considerar como un acta importantísimo de la consolidación del pueblo. El sentido y el contenido de este acontecimiento son sagrados. Son sagrados también todos sus símbolos. La práctica infame de disfrazar el Mausoleo Lenin es destructiva e intolerable.
El 9 de mayo la parada militar en la Plaza Roja tiene que transmitir los sentidos proyectados hacia el futuro. Los participantes en esta parada merecen escuchar un mensaje desde la tribuna del Mausoleo de Vladimir Ilich Lenin. Tal acontecimiento importante sería símbolo elocuente de nuestra fortaleza espiritual. Es inconcebible sin la consolidación en los corazones de nuestros ciudadanos del humanismo y la justicia social.
!Solamente con estos acontecimientos y estas victorias las historia rusa puede forjar las nuevas victorias!
¡Viva nuestra Patria, soberana, orgullosa y justa!
G.A. ZIUGANOV, Presidente del CC del PCFR, dirigente del grupo del PCFR en la Duma Estatal