Tomado del artículo escrito por G. Ziugánov, presidente del CC del PCFR
Alba de un mundo nuevo. Una gran lección para el proletariado mundial. La aspiracion trágica pero muy noble de los trabajadores de liberarse de las cadenas milenarias de explotación, desigualdad, pisoteo de los derechos. Así fue la Comuna de París. 150 aniversario de su proeza inmortal lo celebramos este año en curso. Rindiendo tribúto a la memoria de los comuneros de París los consideramos como forzudos titanes que habían inspirado a las nuevas generaciones de luchadores por el socialismo.
La situación económica y política en Europa en aquel entonces se determinaba en muchos aspectos suyos por los siguientes factores: el carácter inacabado de las revoluciones democrático-burguesas de 1848-1849, la primera crisis conómica de 1857 que pauperizó a millones de personas, así como los sufrimientos y carencias originados por una serie de conflictos armados, o sea, la guerra italina de 1859, la guerra entre Prusia y Dinamarca y Austria de 1864-1866, la guerra franco-prusiana de 1870-1871.
Antes de estallar la guerra franco-prusiana, la situacion en Francia se caracterizó por una profunda crisis del sistema bonapartista. Carlos Marx señaló que esta última forma del poder oficial era al mismo tiempo su forma más prostituida y un saqueo descarado de los fondos públicos por una banda de aventureros, la concentración de ingentes deudas públicas, la corona de corrupción, de la vida artificial llena de simulación mentirosa. El poder oficial vestido de oropel que lo cubre de pies a cabeza se hundió en la inmundicia.
La guerra con Prusia demostró la fragilidad del sistema completamente podrido desgarrado por hondas cotradicciones. El fracaso de las operaciones militares de Francia provocó la agudización de los problemas económicos. Crecía impetuosamente también una profunda crisis social.
El 1 de septiembre de 1870, se produjo la catástrofe de Sedán: el ejérсito francés fue cercado, capturado el Imperador, que muy pronto fue derrocado del poder por las masas populares.
El nuevo gobierno francés, a pesar de la retórica populista, expresaba los intereses del gran capital. Al aplastar las luchas populares, concertó un acuerdo secreto con Alemania. En febrero de 1871, el gobierno de Adolphe Thiers firmó un acuerdo humillante de paz convirtiéndose de esta manera en gobierno de traición nacional.
Las masas trabajadoras se negaron a apoyar el acto de traición. Ya en otoño, en París y otras ciudades empezó la organización de ciudadanos en comunas y comités de vigilancia. Se crearon los batallones de la Guardia nacional. Ello se correspondía con las ideas de Carlos Marx que siguió muy atentamente los acontecimientos en Francia señalando que la única forma de salvación de la invasión foránea es armar a todo el proletariado.
Así resultó ser como pensaba Carlos Marx. Al capitular ante Alemania, el gobierno intentó desarmar a la Guardia nacional. El 18 de marzo, los destacamentos fieles a Thiers entraron en París. Pero chocaron con la resistencia firme de los ciudadanos sencillos. Los guardias nacionales apoyados por el pueblo ocuparon edificios gubernamentales.
El Comité Central de la Guardia nacional fue reconocido como gobierno provisional. Al pasar 10 días, sus poderes fueron transferidos a la Comuna de París elegida por voto popular. Predominaban dentro de este gobierno obreros e intelectuales revolucionarios. Muchos eran socialistas, miembros de la I Internacional.
La formación del nuevo gobierno –la Comuna de París- se promulgó solemnemente el 28 de marzo de 1871. Empezó la biografía de la Comuna de París. La clase obrera francés que se levantó contra el capital, trató de llevar a la práctica el sueño secular de la humanidad sobre la construcción de una sociedad justa.
Durante un corto período de su existencia (¡apenas 72 días!) la Comuna dió varios pasos de significación histórica. Creó el Estado de nuevo tipo. Fue la primera experiencia de la dictadura del proletariado. Al romper lazos con el parlamentarismo burgués la Comuna era simultáneamente órgano ejecutivo y el legislativo. Sus fundamentos eran los principios realmente democráticos: lo colegiado de la administración, elección, reponsabilidad y rotación de todos los cargos administrativos.
Como señalaba Carlos Marx, la hazaña de los comuneros consistía precisamente en el hecho de que fueron los primeros en llevar a la práctica la destrucción del aparato estatal de la burguesía y sentar las bases de una nueva estatalidad proletaria. V.I.Lenin indicó posteriormente que en el curso de las transformaciones revolucionarias el proletariado parisiense llevó a cabo una sustitución gigantesca de unas instituciones por las otras de índole cardinalmente diferentes, lo que no tuvo antecedentes en la historia.
Según Marx, la Comuna era esencialmente un gobierno de la lucha de la clase de productores contra la clase de apropiadores; fue una forma política abierta…bajo la cual pudiera realizarse la emancipación económica del trabajo. La política socioeconómica del nuevo poder se caracterizó por el anhelo de mejorar la situación de las masas populares, lograr la liberación de los trabajadores de la explotación capitalista. La Comuna aplicó una serie de medidas progresistas y desconocidas anteriormente por la humanidad en beneficio de la población trabajadora.
Los comuneros de París tuvieron que resolver las tareas creativas en condiciones de la ocupación parcial del país por las tropas alemanas. Y, además, cuando las clases dominantes que antes de aquel momento clamaban a los cuatro vientos sobre su patriotismo se pusieron en el camino de la componenda con los ocupantes. Carlos Marx y Federico Engels recalcaban que a la vista de esa “inconsistencia y traición” los proletarios parisienses comprendieron que para ellos llegó el momento y deben salvar la situación al tomar en sus manos la gestión de los asuntos sociales… Comprendieron que recae sobre ello este deber imperioso, que a ellos les pertenece el deber irrefutable y es a ellos a quienes les pertenece el derecho innegable de hacerse amos de su propio destino tomando en sus manos el poder gubernamental.
Desgraciadamente, la Comuna de Paris no solamente adoptó varias decisiones muy prometedoras. Sino también cometió una serie de errores fatales que condenaron la causa emprendida al fracaso. Al mimo tiempo, junto con los logros de los insurgentes estos errores fueron analizados detalladamente en la obra “Guerra civil en Francia” y, posteriormente, también en otras obras por Marx, Engels y Lenin. El estudio de las experiencias de la primera revolución proletaria y el primer gobierno de la clase obrera fue necesario para continuar la lucha por el socialismo.
Las experiencias de la Comuna de París se convirtieron en una especie de la hoja de ruta para los futuros revolucionarios. Si, admitamos que esta hoja no fue perfecta. Tenía muchas lagunas e incorrecciones. Estas “manchas blancas’ tuvieron que llenar los nuevos luchadores por la sociedad social justa. Así, pues. Pero la proeza de los luchadores comuneros no se marchita. Su importancia no se borra. Y el análisis de la vida la Comuna de Paris es de importancia práctica también para nosotros, comunistas del siglo XXI.
Bien, el primer error, error principal de la Comuna de Paris, fue la indecision, sobre todo en la primera etapa. Muchos de sus dirigentes fueron presa de un patriotismo malentendido. Pensaban que las acciones radicales, por ejemplo la ofensiva contra Versalles, desencadenarían una guerra fratrícida y causaría daño a la patria. Este argumento fue sustancial en aquel momento cuandoel enemigo estuvo cerca de los muros de Paris. La subordinación de los intereses de clase a lo “nacional en general”, a lo “patriótico”, fue un error grave. ¿Por qué? Sencillamente, fue porque el gobierno de Thiers se guiaba precisamente por los intereses de clase. Leimportabanunbledolosproletarios “nativos”
Los señores capitalistas no vacilaron en desencadenar la guerra civil contra los trabajadores de la misma nacionalidad. Más aun, dirigieron contra ellos sus bayonetas con el apoyo de un ejército extranjero.
El segundo error de la Comuna de París estuvo íntimamente vinculado al primero. Consistió en el carácter incompleto de las medias adoptadas. Los comuneros no se atrevieron a ocupar el Banco francés y confiscar los valores de casi 3 mil millones de francos que se guardaban allí. En vez de esto, los dirigentes de la Comuna se humillaban ante los gestores del banco solicitando fondos para pagar el sueldo a los guardias nacionales. Engels escribió sobre esta situación que es lo más dificil entender la devoción con la cual los guardias nacionales se detuvieron respetuosamente delante de las puertas del Banco francés. También fue un grave error político. Pues si el banco estuviera en las manos de la Comuna esto tendría una mayor significación que diez mil rehenes. Todo esto obligaría a la burguesía francesa a presionar sobre el gobierno nacional para concertar la paz con la Comuna.
En vez de las acciones decididas los comuneros entablaron debates interminables con los ex funcionarios de autoridades municipales, entre los cuales hubo enemigos evidentes.
Otro error estratégico fue también la ausencia de las relaciones sólidas de la Comuna de París con los trabajadores de la provincia. Entretanto, las comunas revolucionarias en marzo de 1871 fueron promulgadas en varias ciudades: Marsella, Tolosa, Lyon, etc. Tampoco tenían conciencia los comuneros sobre la importancia de la alianza con el campesinado trabajador que seguía siendo pasivo en el entorno de acontecimientos impetuosos.
Sobre los errores cometidos por la Comuna de París influyó directamente la desarticulacion de fuerzas internas. En la situación de ausencia del partido revolucionario dirigente allí estaban los blankistas, prudonistas, nuevos jacobinos, anarquistas e incluso miembros de las logias masónicas. Ello originaba muchos debates estériles y todo tipo de confusión, mucho más peligrosa habida cuenta de acumulación de las fuerzas del enemigo para ahogar en sangre la revolución.
Los insurgentes no tenían un órgano militar único. Se ocuparon de la organización de la defensa la Comision militar de la Comuna, el Comité Central de la Guardia Nacional, los Burós militares de las comarcas de París y otros órganos de la administración.
La historia concedió muy poco tiempo a los comuneros. Los heróicos obreros parisienses se atrevieron a “asaltar el cielo”, según Marx. E, incluso, su victoria breve significo el ascenso del movimiento de lucha mundial por el socialismo a un escalón nuevo, más alto.
Cualquiera que fuese el final esta vez, se ha conquistado de todos modos un punto de importancia histórico-universal, – escribió Marx el 19 de abril de 1871. Ya el 23 de mayo, en plena “semana sangrienta”, dijo proféticamente que los principios de la Comuna son eternos y no pueden ser anulados, sino que volverán a manifestarse una y otra vez mientras la clase obrera no consiga su emancipación.
La Comuna de París es una experiencia inapreciable de la lucha de los trabajadores por la emancipación. Jugó en papel extraordinario en el desarrollo de la teoría de comunismo científico. La práctica de sus acciones motivó a Marx, Engels y sus seguidores a desarrollar más profundamente la doctrina de la lucha de clases, la revolución y la dictadura del proletariado.
El rol de la Comuna es inmenso. En muchas cuestiones sentó las bases del ulterior movimiento proletario revolucionario. Sus lecciones también tuvieron una importancia no menor para el desarrollo del bolchevismo que las lecciones de la Primera revolucion rusa para el triunfo de la Gran Revolución de Octubre. Como puntualizó V.I.Lenin, la causa de la Comuna es causa de la revolución social, de la liberación económica y política completa de los trabajadores, y es causa del proletariado mundial. Y, enestesentido, esinmortal.
Los comunistas contemporáneos son herederos de los héroes de la Comuna de París. Bien, la lucha se da en condiciones distintas. Los partidos comunistas tienen el deber de tomar en cuenta diferentes correlaciones de las fuerzas de clase. Los comunistas de China, Vietnam, Cuba, Laos, RDPC están en el poder y construyen la sociedades socialistas. En varios países los comunistas forman parte de las alianzas gobernantes. Contando con sus objetivos programáticos específicos apoyan reformas socio-económicas progresistas y la lucha antimperialista.
En la mayoría de los paises del mundo los comunistas de hoy son partidos de oposición que libran la lucha. Marchan a la vanguardia de la resistencia a la política antipopular del gran capital. La pandemia de coronavirus mostró aún más la esencia caníbal del régimen burgués. Millones de trabajadores en todo el planeta son víctimas de la “optimación” criminal de los derechos sociales, la ausencia del acceso a la salud pública, el despido masivo…
El capital y sus funcionarios-lacayos no dejan de hablar de las “causas objetivas” de la crisis. No cansan de repetir la mantra de que todos “estamos en el mismo barco”. Es una burda mentira. Miren más atentamente cuál es la situación. El número de hambrientos en el mundo aumentó en decenas de milones. Los trabajadores sienten angustia en cuanto al día de mañana. Mientras tanto a los multimillonarios no les alcanza el tiempo para contar sus ganancias.
En los diferentes países se despliega el movimiento de protesta masiva. Cada mes continúan movilizaciones de los campesinos indios apoyados por los obreros. Las huelgas con la demanda de mejorar la vida y poner fin a los experimentos neoliberales tienen lugar en Francia, Grecia, Turquía, Brasil, Colombia, Kazajistán, Indonesia y una decena de países más. Incluso el baluarte del capitalismo global –Estados Unidos de Norteamérica- vive el crecimiento del movimiento obrero y el ascenso de la popularidad de las ideas socialistas.
En Rusia, la principal fuerza que defiende los intereses de los trabajadores es el PCFR. Las autoridades asustadas por los ánimos de protesta reforzaron los ataques contra los comunistas. Los arrestos ilegales, las leyes cada vez más draconianas, el antisovietismo desenfrenado, la presión informativa se han convertido en el pan de cada día. Según los planes de los bonapartistas rusos todo ello debería debilitar al PCFR, intimidar a sus activistas y partidarios. Pero como respuesta nuestro partido se hace más y más consolidado y se prepara seguro para los acontecimientos políticos importantes. Las elecciones en septiembre a la Duma Estatal es uno de ellos.
Si, cada partido de izquierdas, cada destacamento combativo de los trabajadores tiene sus propias dificultades y éxitos, puntos flacos y fuertes. Pero a todos nosotros nos une el objetivo común: la aspiración de avanzar, a construir la sociedad socialista justa.Y en esta asociación de los hombres el soberano será el trabajo, no el capital.
La herencia ideológica de la Comuna de París enseña a los luchadores por el socialismo de hoy ser firmes y abnegados. Previene contra las ilusiones peligrosas y compromisos dudosos. Recuerda que solamente un partido proletario de masas dotado de las ideas del marxismo-comunismo es capaz de conducir a los trabajadores marginados a la lucha por un futuro luminoso.
Materializar los sueños de los comuneros es nuestra meta. Estamos convencidos firmemente que es posible hacerlo. La Comuna de París ahogada por la contrarrevolución no tuvo tiempo para probar este hecho. Pero lo probaron decenios de éxitos vertiginosos de la URSS. Lo probaron también los resultados convincentes de desarrollo de Vietnam y la firmeza de Cuba. Lo probaron los fantásticos éxitos de la China socialista que bajo la bandera roja avanzó rapidamente hacia el centro de toda la política internacional. Es poco decirlo: es hacia el mismo centro de la realidad del mundo moderno.
Nosotros, los comunistas, tenemos todas las razones para mirar seguros en el futuro. En el futuro socialista. Y los ciudadanos de este Futuro hermoso nunca se olvidarán de los héroes de la Comuna de París que estuvieron en sus orígenes.