¡Estimados camaradas! ¡Queridos huéspedes de nuestro país!
Nos reunimos aquí, en la ciudad-héroe de Moscú, en la víspera del 100 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre. En la historia de la Humanidad no hay acontecimientos que sean iguales a ella por su significación e influencia en los destinos del mundo. Para cada uno de nosotros la Revolución de Octubre de 1917 es un hecho emocionante. Es un gran hito en el camino de la Humanidad hacia el socialismo.
En estos días todo el mundo recuerda el poderoso avance de las masas trabajadoras de Rusia hacia el futuro. Fue el avance de quienes destruyeron las cadenas del absolutismo y de la opresión capitalista. La Gran Revolución de Octubre creó un Estado que materializó los sueños más entrañables de la Humanidad. Los trabajadores se convirtieron en dueños de su Patria. Ellos, siendo fuerza de trabajo sin derechos, se convirtieron en creadores de un mundo nuevo. El país de los Soviets mostró con su ejemplo que si en la base del desarrollo se colocaban los valores de la justicia, igualdad y fraternidad, los resultados impresionarían a todo el planeta.
La Patria Soviética multiplicó las gloriosas tradiciones de los valerosos luchadores por la felicidad del pueblo. Nosotros, los comunistas, recordamos bien sus nombres. Recordamos la insurrección de Espartaco en la Roma antigua y de Iván Bolótnikov en Rusia. Los bolcheviques estudiaron atentamente la historia de la revolución en Inglaterra. Honraban la Gran Revolución francesa, se consideraban continuadores de la Comuna de París. Lenin y sus compañeros de lucha asimilaron profundamente las ideas de Marx y Engels, los logros de los mejores pensadores de la Humanidad. Nuestros antecesores continuaron con firmeza las tradiciones de la lucha emancipadora librada por Radíshev y Chernyshevski, Herzen y Plejánov. Al apoyarse en estas tradiciones el gran Lenin creó la teoría victoriosa de la revolución socialista y de la edificación del Estado Soviético.
El líder de los bolcheviques mostró que el Imperio Ruso era el eslabón más débil de los Estados imperialistas. Cuando empezó la Primera Guerra Mundial una parte significativa de la sociedad rusa cedió ante los ánimos patrióticos falsos y saludó la integración de Rusia en la matanza mundial sin comprender sus objetivos y causas. En el curso de la guerra se agudizaron todas las contradicciones económico-sociales.
Se puso evidente en seguida la inconsistencia del régimen zarista. En febrero de 1917, la monarquía derrumbó. Todavía antes del otoño del mismo año también se produjo la bancarrota de la burguesía liberal. La crisis y la ruina transformaron la conciencia de las personas. La necesidad de encontrar salida a la guerra imperialista se hacía más y más imperiosa. Los trabajadores se pusieron decididamente del lado de las transformaciones socialistas.
Tras la revolución pacífica en Petrogrado siguió la marcha victoriosa del Poder soviético por todo el país. Sus primeros decretos tuvieron una extraordinaria significación. Su contenido respondía completamente a los anhelos de los trabajadores del ex Imperio. La Declaración de los derechos de los pueblos, los Decretos sobre la paz y sobre la tierra, las transformaciones en la economía, la nacionalización de sus sectores clave fueron los pasos que expresaron las esperanzas y las demandas de los pueblos y clases oprimidos en todo el mundo.
La ola revolucionaria se levantó entre los obreros y campesinos de muchos países. La verdad sobre los acontecimientos en Rusia llegó rápidamente a todos los rincones del planeta. Los trabajadores y representantes de los intelectuales avanzados simpatizaban a nuestra revolución. En ella depositaban sus esperanzas los pueblos oprimidos de los países sojuzgados y las colonias. El pueblo trabajador se levantó a la defensa decidida de la República Soviética.
Sí, la construcción pacífica en nuestro país fue interrumpida por la Guerra Civil, el terror blanco y la intervención militar foránea de catorce Estados de la Entente. Pero no lograron derrotar a la gran revolución. El movimiento bajo la consigna “¡Manos fuera de Rusia!” adquirió carácter masivo. Se desplegó no solamente en los países capitalistas sino también entre los soldados que fueron obligados a participar en la intervención. La solidaridad de los trabajadores del mundo con la revolución rusa fue una demostración viva de la fuerza del internacionalismo proletario.
Las aspiraciones de la libertad y la igualdad de las personas fueron tan fuertes que el Poder soviético se hizo invencible. Inspirado por el entusiasmo de las masas el Ejército Rojo superó todos los sufrimientos de la Guerra Civil. Además, la Revolución de Octubre dio un poderoso impulso al movimiento revolucionario mundial y de liberación nacional. En Finlandia, Hungría, Baviera la clase obrera incluso pudo tomar el poder provisionalmente. La revolución democrático-burguesa se produjo en Alemania.
Las ideas del Gran Octubre inspiraron a los pueblos de diferentes países a luchar contra la explotación. En los primeros años de su existencia el Estado Soviético respaldó a Afganistán, Irán, Mongolia que lucharon contra la agresión imperialista. Fue apoyo tanto diplomático como militar.
Bajo la influencia de la Revolución de Octubre se desplegó el movimiento de liberación nacional en muchos países de Asia y África. La sublevación contra los colonialistas ingleses se produjo en India. En China se desarrolló la lucha masiva contra las autoridades feudales y los imperialistas occidentales. Se sublevaron las colonias francesas en el Cercano Oriente. Las insurrecciones populares tuvieron lugar en Japón, Corea e Indochina.
Lenin señaló que la revolución dio inicio a uno de los más grandes virajes que tenía significación de liberación nacional. Esas palabras no son exageración. La Revolución de Octubre de 1917 hizo el aporte al viraje en el desarrollo del movimiento de liberación nacional, ahondó la crisis del sistema colonial y asestó un golpe irreparable al imperialismo.
Los pueblos del mundo recuerdan este rol de la revolución que les había inspirado a la lucha emancipadora. Como declaró en el congreso reciente del Partido Comunista de China su secretario general Xi Jinping: “Hace un siglo los cañonazos de la Revolución de Octubre trajeron el marxismo-leninismo a China. Las mentes más avanzadas de China en la teoría científica del marxismo-leninismo encontraron la vía para resolver los problemas del país. Así también, el pueblo chino encontró apoyo en la búsqueda de la independencia nacional, la libertad, la prosperidad y la felicidad”.
La proeza laboral y combativa de la URSS no tienen parangón. Se multiplicaban rápidamente las posibilidades económicas del país de los Soviets. Surgieron miles de empresas y fábricas grandes y modernas. Empezando desde cero, fueron creados sectores enteros de la industria. Se erradicó el analfabetismo. Surgió la ciencia avanzada. Todo ello colocó al Estado socialista en las posiciones del líder de desarrollo mundial.
El escritor Herbert George Wells, que visitó la Unión Soviética en 1934, 14 años después de su primer viaje, quedó impresionado por los logros del país. “Vi caras felices de las personas sanas y sé que hacen aquí algo muy importante. El contraste en comparación con el año 1920 es impresionante”, – reconoció en la charla con I.V.Stalin.
Un auge colosal vivió la cultura. Los nombres de Shólojov, Tvardovski, Leónov, Símonov, Fadéev entraron en el acervo de la cultura nacional y universal. Pero, además de la literatura existieron también la música, el teatro y el cine.
El Estado socialista al servicio del pueblo se convirtió en un patrón para todo el mundo, modelo para repetir. Es suficiente recordar una gran admiración al país soviético que expresaban tales genios como Rabindranath Tagore, Bernard Shaw, HenriBarbusse, RomainRolland, LionFeuchtwanger, Pablo Neruda, TheodoreDreiser, AlbertEinstein, CharlesChaplin y muchos otros más.
Una prueba más dura para los herederos de la revolución fue la guerra contra el fascismo. Mostró el gigantesco potencial del desarrollo socialista del país. La agresión de la Alemania hitleriana contra la URSS nuestro pueblo la afrontó consolidado al máximo. Y fue movilizado rápidamente para hacer frente al enemigo. La Gran Victoria la logramos pagando un precio muy alto. Con colosales sacrificios en aras de la victoria la Unión Soviética hizo un aporte decisivo a la derrota de las fuerzas oscuras del nacismo. ¡Esta proeza es imposible olvidarla! Pero, todos nosotros debemos recordar que sin la Revolución de Octubre de 1917 no habría la Gran Victoria en mayo de 1945. La garantía de la gloriosa victoria fue el auge industrial de la preguerra, la colectivización de la agricultura, la revolución cultural. Un gigantesco rol lo desempeñó la formación del patriotismo soviético entre las masas populares, el servicio abnegado a la Patria, el rol movilizador del partido comunista.
La Guerra además fue una prueba dura para el régimen estatal soviético. Y esa prueba la afrontó dignamente. La Unión Soviética hizo un aporte decisivo a la creación de las Naciones Unidas, la liberación de los pueblos oprimidos del yugo colonial y la reafirmación de los principios rectores del derecho internacional. El ejemplo de la Unión Soviética y sus aliados obligaba a los círculos gobernantes de los Estados occidentales a satisfacer las demandas de los trabajadores, hacer concesiones, formar el modelo del “Estado social”.
El país de los Soviets restauró en un lapso muy breve la economía nacional. En los años 1950-80, los éxitos del socialismo convirtieron la URSS en una superpotencia. Logramos el liderazgo mundial en la conquista del espacio cósmico, en el uso de la energía termonuclear, en la educación y la salud pública, la ciencia y la cultura. No había quienes nos igualaran en cuanto al nivel de las garantías sociales a los ciudadanos. La paridad militar que logramos garantizó la defensa contra la amenaza de la guerra nuclear no solamente a nosotros sino también a todo el mundo.
El Sistema socialista mundial formado tras el año 1945 se convirtió en un polo de desarrollo y justicia. Al ocupar un cuarto del territorio de la Tierra producía casi una mitad de artículos industriales internacionales. Al entender con espanto su derrota insoslayable, el capital global tuvo que reaccionar. Por un lado, aceptaba las reformas económico-sociales. Por el otro, lanzó a todas sus fuerzas a destruir el sistema socialista. Usó cualquier medio, desde el incremento de las capacidades militares de la OTAN hasta la guerra informativa y subversión.
Pero fue imposible tomar la ciudadela soviética solamente mediante los ataques desde afuera. La tragedia de la URSS fue resultado de una abierta traición a la causa del socialismo. El gran Estado soviético fue abatido en pleno vuelo. Lo hicieron los traidores dentro del país junto con los enemigos de afuera. Y es inadmisible achacar todos los males al socialismo y el Poder soviético.
La URSS dejó al país y el mundo centenares de nombres de los héroes de la guerra y la retaguardia, trabajadores de vanguardia y conquistadores del espacio cósmico, científicos y personalidades de la cultura de nivel universal. Los nombres de Máximo Gorki, Vladimir Mayakovski, Serguei Yesenin, Valeri Chkálov, Alexei Stajánov, Gueorgui Zhukov, Yuri Gagárin, Mijail Shólojov, Serguei Prokófiev, Dmitri Shostakóvich, Galina Ulánova, Igor Kurchátov, Piotr Kapitsa, Serguei Korolev, Mstislav Keldysh y oros héroes del País soviético entraron para siempre en la historia nacional e universal.
Los acontecimientos producidos en el empalme de los años 1980-1990, fueron trágicos, pero no fatales para el movimiento comunista. La desintegración de la URSS y la caída de los regímenes socialistas en Europa Oriental confirmaron de nuevo la justeza de las palabras leninistas de que los comunistas deben ser la inteligencia, el honor y la conciencia de su época, un ejemplo para imitar. El desconocimiento de este principio para el partido comunista gobernante provoca el estancamiento en el trabajo teórico y la infiltración de los renegados y oportunistas abiertos en los puestos dirigentes.
La Humanidad no tiene alternativa del socialismo. El globalismo moderno devino la forma superior del imperialismo. Al lograr un éxito provisional al final del siglo pasado, el capital global camina inevitablemente hacia la derrota. Y nadie aplica más esfuerzos que el propio capitalismo para su quiebra. Cada nueva crisis económico-financiera se hace más aguda que la anterior y pone al desnudo la naturaleza monstruosa de una economía especulativa. Las contradicciones que impregnan el sistema capitalista se entrelazan cada vez más. Unas se interponen sobre las otras y conducen a una explosión inminente.
El Capitalismo no es capaz de garantizar un desarrollo sostenible, diversificado a los habitantes del planeta. El 1 por ciento de los habitantes de la Tierra tienen en su propiedad más riqueza que el 99 por ciento de las personas. El número de los multimillonarios desde el año 2000 creció 6 veces. El mismo tiempo, el número de los hambrientos aumentó en 38 millones solamente el año pasado. Más de mil millones de personas viven en condiciones de la extrema pobreza y subnutrición. La miseria y la falta de derechos afectan en plena medida también a los habitantes de las ex repúblicas de la URSS.
Intentando mantenerse a flote el capitalismo atenta contra los derechos de los trabajadores, desencadena guerras agresivas, invierte miles de millones de dólares en el sistema de engaño y perversión. Lo que es la “misión civilizadora del capital” sintieron en su propia carne los pueblos de Yugoslavia, Iraq, Libia y Siria. Al igual que en los años 1920-30, el capitalismo se apoya en las fuerzas más reaccionarias, obscurantistas, sean organizaciones terroristas en el Cercano Oriente, sean los neofascistas que marchan por las calles de las capitales de las repúblicas bálticas y Europa Orientes, o sean los banderistas de Ucrania.
Solamente el socialismo puede salvar de la desaparición al mundo. Al recuperarse del retroceso provisional, las fuerzas de izquierda del planeta de nuevo enarbolan altamente la bandera roja bañada con sangre de luchadores por la justicia. La alternativa socialista es China con mil quinientos millones de habitantes convertida en la locomotora del desarrollo mundial. Son los éxitos de Vietnam y Cuba. Son los ejemplos de Venezuela, Nicaragua y demás países latinoamericanos que lanzaron un reto a la hegemonía de Washington. Es la firmeza de los comunistas de India y Brasil que conducen a los ejércitos millonarios de trabajadores. Es la lucha de las fuerzas de izquierda del planeta contra la opresión y la agresión del capital.
En estos días del Gran Octubre, el PCFR reafirma que estamos decididos a continuar la lucha por un socialismo renovado. Observamos como el entusiasmo, el crecimiento del interés a la teoría y la práctica se despierta en diferentes países del mundo a la luz del 100 aniversario de la Revolución de Octubre y el próximo 200 aniversario desde la fecha de nacimiento de Carlos Marx.
El día de hoy exige de los partidos comunistas y de izquierda llevar a cabo una labor política y de agitación intensa, que se requieren para convertir los ideales del Gran Octubre y la amistad de los pueblos en una guía de acción para millones de personas en todo el mundo. Al efectuar esa labor, estamos seguros que el mundo nuevo es posible. ¡El socialismo triunfará obligatoriamente!
Al resaltar la significación histórico-universal de la Revolución de Octubre recordamos una vez más y rendimos tributo a la memoria de los destacados luchadores por la justicia social y el socialismo. Rendimos homenaje a Carlos Marx y Vladimir Lenin, Félix Dzerzhinski y José Stalin, Ernst Thälmann y Gueorgui Dimitrov, Fidel Castro y Salvador Allende, Ho Chi Minh[ y Che Guevara, Nelson Mandela y Hugo Chávez.
Es el socialismo el que sigue siendo la única alternativa del capitalismo que provoca guerras y crisis. Saludamos la lucha abnegada de millones personas de todos los continentes contra el globalismo norteamericano, la agresión imperialista, la desigualdad, el empeoramiento de las condiciones del trabajo, la revancha de las fuerzas reaccionarias, la contaminación del medio ambiente.
La solidaridad internacional de las fuerzas de izquierda es una condición necesaria para crear un frente unido de resistencia al capital. Esto requiere de los partidos comunistas y obreros desarrollar una estrategia única de la acción, activar la labor teórica y práctica. Es sumamente importante elevar el nivel de coordinación de la actividad de los partidos comunistas y obreros. Es de intensificar la lucha por la democracia genuina y los derechos del hombre. Denunciar decididamente la esencia criminal de capitalismo, luchar contra cualquier manifestación del anticomunismo, racismo y militarismo. Fortalecer el frente de resistencia contra la expansión imperialista.
Tenemos que combatir enérgicamente contra la injerencia en los asuntos de los pueblos y Estados, contra la política agresiva de la OTAN. Resistir en todas partes a los intentos de la revancha fascista, apoyar a los comunistas de Ucrania y otros Estados que libran la lucha contra la reacción. Levantar a las personas de buena voluntad contra los actos criminales de las autoridades de Polonia y las repúblicas del Báltico que destruyen los monumentos a los militares-libertadores soviéticos. Exigir que se ponga fin al bloqueo norteamericano a Cuba y la injerencia en los asuntos de Venezuela y demás países de América Latina. Apoyar el derecho del pueblo de Palestina a la creación del Estado independiente propio.
Elcamino elegido por nosotros no es fácil, pero es noble y lo alumbran día a día las proezas de nuestros antecesores. La principal proeza es la Gran Revolución de Octubre. Fue el primer paso hacia el futuro. Nuestra tarea consiste en seguir adelante, manteniendo firmemente en nuestras manos la bandera roja de la lucha por la felicidad del pueblo trabajador. ¡Estoy seguro, ganaremos obligatoriamente la victoria!
¡Les felicito con motivo del aniversario, queridos camaradas y amigos! ¡Сon el 100 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre!
¡Viva la Gran Revolución de Octubre!
¡Viva el pueblo trabajador, el pueblo victorioso!
¡Viva el triunfo inevitable del socialismo!