En la fecha del 1 de julio de año corriente, se celebrará la votación sobre las enmiendas a incorporar en la Constitución de Rusia. Entre ellas, hay enmiendas importantes y esperanzadoras. Pero, en general, ellas no conducirán a la renuncia al autoritarismo presidencial y a la administración oligárquica. Las enmiendas propuestas no convertirán Rusia en un Estado social. No defenderán la sociedad frente a la destructiva rusofobia y el antisovietismo. No garantizarán la seguridad nacional y una auténtica soberanía.
En estas condiciones, la posición del PCFR en cuanto a la “votación de toda Rusia” se basa en conclusiones concretas y principios firmes.
1. Nosotros no votamos por la Constitución impuesta por Yeltsin en 1993. Este documento está impregnado con sangre de los defensores de la Casa de los Sóviets, las cenizas de la guerra en Chechenia y lagrimas de los despojados y humillados. Además, legitimó la privatización rapaz, abrió puertas a la destrucción de la economía y medicina, ciencia, cultura y educación. Durante todos estos años solamente nuestro partido luchó tenazmente por la reforma de la Constitución a la luz del principio decisivo: el poder y la propiedad para el pueblo.
2. Cuando empezara la reforma constitucional, nos incorporamos inmediatamente al trabajo. El PCFR presentó propuestas de 108 enmiendas a la Ley fundamental. Proponíamos llevar a cabo una amplia consulta popular. De hecho, las autoridades no hicieron caso a las 15 propuestas clave dirigidas a cambiar de una manera decidida la política económico-social nefasta. La mayoría parlamentaria de “Rusia Unida” se negó a apoyar todas nuestras leyes que mejorarían la situación de los trabajadores.
3. Las enmiendas propuestas para votación del 1 de julio no cambian la esencia de la Ley fundamental bajo la cual le obligaron a vivir a Rusia durante un cuarto del siglo. Esencialmente, el “partido del poder” se niega a revertir de una forma democrática y pacífica el rumbo del barco denominado “Rusia”. La nueva versión de la Constitución sirve solamente a reforzar el dictado presidencial y afianza el domino oligárquico que conduce el país hacia la catástrofe. Si no se cambia hoy este rumbo en intereses del pueblo, el país vivirá la división, una agudísima crisis y caos. Como observamos, el capitalismo especulativo global está desvencijado. Para Rusia es sumamente peligroso ir a la zaga de este sistema. Hay que salir del atolladero del capitalismo caducado y encaminar hacia una sociedad justa y progreso multilateral, hacia la sociedad socialista.
4. Las enmiendas a la Ley fundamental no pueden adoptarse apresuradamente. Ya hemos exigido convocar la Asamblea Constitucional y hemos avanzado un proyecto de ley sobre su formación. En cambio, “Rusia Unida” logró presentar sus enmiendas a la Constitución a través de la Duma Estatal. Fueron aprobadas inmediatamente por el Consejo de la Federación. Su aprobación fue anunciada por el presidente del país. En tales circunstancias, el voto del 1 de julio es más bien un ritual. No tiene la condición de referéndum, no coincide con la legislación electoral. Todo esto desenmascara una vez más la falsedad de la democracia burguesa.
5. La “votación de toda Rusia” el Comité Electoral Central la organiza de acuerdo con un procedimiento jurídico dudoso. Cada enmienda concreta no se votará por separado. Los “pro” y los “contra” de los cambios sólo se emitirán al estilo de “al por mayor”. De tal modo, existen posibilidades ilimitadas para falsificaciones. La votación se prolongará varios días. Las autoridades incentivan aceleradamente la votación electrónica y por correo que no se someten al control de la sociedad. Sirve como polígono para probar nuevos métodos de falsificación en las elecciones venideras.
6. Lo que está sucediendo socava deliberadamente la legitimidad de los resultados de la votación. El gobierno elude un diálogo constructivo y, paso a paso, pone en tela de juicio la base legislativa en la que debería apoyarse el Estado ruso. Esto desata las manos a los aventureros políticos que están listos para socavar la paz civil y apuestan por el caos según el guion del maidán banderista. La tragedia del pueblo ucraniano no debe repetirse en Rusia.
7. La política real demanda una participación activa de las masas. El boicot de la “votación de toda Rusia” nada aportará. Ser ciudadano es sinónimo de luchar por los destinos del país. Las autoridades deben conocer la posición de los ciudadanos y tomar en consideración su voluntad. Estamos seguros de que cada persona debe expresar su opinión en consonancia con su honradez y la preocupación en cuanto al futuro de sus hijos y nietos. Cada persona debe decidir si es posible votar por una nueva redacción de la Constitución de la época de Yeltsin. Nuestra respuesta es no. No podemos respaldar un documento de semejante naturaleza. Así fue en 1993, así será también ahora.
8. El PCFR insiste en la reparación sustancial de la Ley fundamental. Es inadmisible que la sustituya una operación “cosmética”. Es inadmisible desconocer las necesidades clave del país y el pueblo. Es por ello que continuaremos luchando por la convocatoria de la Asamblea Constituyente. Por una votación legítima y honesta. Por un referéndum válido. Por la Constitución del poder del pueblo y la justicia.
Nuestra alternativa es el programa de movilizar a Rusia en aras de un movimiento dinámico hacia adelante. Se trata de la creación del Gobierno de confianza popular, de la nacionalización de las industrias principales, la planificación estratégica y táctica, la formación del presupuesto para el desarrollo, el renacimiento de la ciencia y la cultura, la educación y la salud pública, no elevar la edad de jubilación, apoyar a las empresas populares y un conjunto de otras medidas.
La pandemia de coronavirus y la sicosis del temor agudizaron bruscamente las manifestaciones de crisis en la economía global. Se expresaron incluso en Estados Unidos donde tuvieron lugar desórdenes callejeros. El capitalismo global no es capaz de resolver los problemas que el mismo originó. La crisis sistémica crea una amenaza mortal a todo el mundo. Solamente implementando los principios socialistas es posible hacer frente a ella. El PCFR aboga por que esos principios se refrenden en la Ley fundamental, por su plasmación irrestricta y segura en la vida.
Guennadi Ziuganov, Presidente del CC del PCFR.